CICLO MES DE FEBRERO DIA MARTES


CICLO: la Visión de Staley Kubrik
LUGAR: Auditorio BL 19
HORA: 6:00 PM

FECHA: FEBRERO 7
PELICULA: Eyes Wide Shut




FICHA TÉCNICA:

AÑO: 1999
DURACIÓN: 159 min.
PAÍS: Gran Bretaña
DIRECTOR: Stanley Kubrick
GUIÓN Stanley Kubrick & Frederic Raphael (Novela: Arthur Schnitzler)
REPARTO Tom Cruise, Nicole Kidman, Sydney Pollack, Marie Richardson, Leelee Sobieski, Rade Serbedzija, Todd Field, Vinessa Shaw, Alan Cumming, Sky Dumont, Fay Masterson, Thomas Gibson, Madison Eginton, Louise J. Taylor, Stewart Thorndike GÉNERO: Drama.

SINOPSIS:
William Harford es un médico respetable de Nueva York cuya vida parece ir sobre ruedas. Tiene una mujer preciosa con la que lleva 9 años casado, una hija y un trabajo que le gusta. Pero una noche, al día siguiente de asistir a una fiesta, su esposa Alice le cuenta unas fantasías eróticas y cómo estuvo a punto de dejarle por un hombre que ni siquiera conocía. Abrumado por esta confesión, sale a la calle a visitar a un paciente. De vuelta a casa paseando, entra en un local donde un antiguo compañero le cuenta una misteriosa historia. A partir de entonces, un mundo de sexo y fantasías se abre ante él, uniéndose a una congregación secreta dedicada al hedonismo y al placer sin límites...

CRITICA:
por Roberto García
Morbo. Esa fue la razon principal por la que el espectador general acudio allá por el año 1999 a ver el último y póstumo trabajo de Stanley Kubrick. Y morboso es todo el mundo y por eso cualquier morbosillo del montón se enfrascó en 2 horas 40 minutos de metraje del mas puro Kubrick solo por ver unos cuantos desnudos o a la por entonces menos prolífica Nicole Kidman, desnuda.

Lógico que a muchos no les gustase esa pelicula. No sabian donde se metian. Los que fueron preparados, los que sabian que Stanley Kubrick era el director de "Eyes Wide Shut", lo exigente, genial y dificil que era y la carrera que tenia a sus espaldas si supieron juzgar a su debido modo a esta pelicula, obra maestra para muchos, decepcion para otros.

Adaptando la obra "Traumnovelle" de Arthur Schnitzler (muy libremente), Kubrick rozó la perfeccion narrativa, la atracción filmica con una trama de un demasiado particular suspense, un thriller atipico, de oscuras profundidades, desasosegante, misterioso.
Repleto de colores azules y naranjas comienza Kubrick su pelicula, con el aparentemente feliz matrimonio de Tom Cruise y Nicole Kidman acudiendo a una fiesta. Aparentemente, porque en esa fiesta solo el coqueteo continuo de ambos y por separado, denota que la pareja no funciona.
Ese es el primer guiño en esa aventura sexual que nos narrara "Eyes Wide Shut", la busqueda de la satisfaccion sexual, de lo superficial del sexo.

Kubrick nos ira conduciendo por todos y cada uno de los secretos a voces del sexo a traves de ese viaje que Cruise realiza a los mas bajos fondos de la Alta Sociedad Americana.
Prostitucion, celos, infidelidades, pederastia, necrofilia, deseos sexuales, sida, etc, son sugeridos, mostrados en algún momento de la pelicula sin ser abordados con mayor protagonismo uno u otro.

El propio Stanley Kubrick se nego a residir en Hollywood, lugar que consideraba repleto de hipocresia. El mismo modo de vida hollywoodiense, podria ser el protagonista de la orgia de mascaras, magistral momento en la filmografia del director, en el que ataca a la "high society" , describiendo esa hipocresia, esos excesos o ilegalidades que son vistas por todos y comentadas por nadie, donde el sexo multiple, el asesinato, la utilizacion de personas esta a la orden del día.

Despues de todo ese descenso al infierno particular del sexo, propio de "Sodoma y Gomorra", despues de narrar todos los palos sexuales, la absoluta necesidad del sexo en el matrimonio es la opcion elegida, y con una frase al respecto, directa y sin ningún tipo de contemplación, ("Follemos") se cerrará la pelicula y tambien la carrera del genial director.
Sin duda "Eyes Wide Shut" es un film que no deja indiferente, un viaje onirico, nocturno, a veces tan imposible como el viaje de Griffin Dunne en "Jo, que noche", tentador, sexual. La noche, con su calidez en el hogar (de color naranja) y con su frialdad en las calles (de color azul), la navidad, tan confortable en familia, tan impersonal con desconocidos y el sexo, tan romántico con tu pareja, tan pasajero, con extraños.
Dicen que fue las exigencias y dureza de Kubrick lo que hizo que Cruise y Kidman discutieran mas a menudo de lo normal y decidieran divorciarse.

Dicen que Kubrick, en su busqueda constante de la perfección, comprobo la nulidad de Cruise en el sexo.
Lo que esta claro, es que consiguió la primera y llamativa gran interpretacion de Kidman, y una de las mas serias de Cruise, y una pelicula ambigua, misteriosa y afrodisiaca, tras la cual pudo morir y tener para siempre los ojos completamente cerrados.

TRAILER:


FECHA: FEBRERO 14
PELICULA: Dr. Strangelove, or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb




FICHA TECNICA:
AÑO 1964
DURACIÓN 93 min.
PAÍS: Gran Bretaña.
DIRECTOR Stanley Kubrick
GUIÓN Stanley Kubrick, Terry Southern, Peter George (Novela: Peter George)
REPARTO Peter Sellers, George C. Scott, Sterling Hayden, James Earl Jones, Keenan Wynn, Slim Pickens, Peter Bull, Tracy Reed, Jack Creley, Frank Berry, Glenn Beck, Shane Rimmer, Paul Tamarin, Gordon Tanner, Robert O'Neil, Roy Stephens
GÉNERO Comedia.

SINOPSIS
Convencido de que los comunistas están contaminando los Estados Unidos, un general ordena, en un acceso de locura, un ataque aéreo nuclear por sorpresa contra la Unión Soviética. Su ayudante, el capitán Mandrake, trata de encontrar la fórmula para detener el bombardeo. Por su parte, el Presidente de los EE.UU. se pone en contacto con Moscú para convencer al gobierno soviético de que el ataque no es más que un estúpido error. Mientras tanto, el asesor del Presidente, un antiguo científico nazi, el doctor Strangelove, confirma la existencia de la “Máquina del Juicio Final”, un dispositivo de represalia soviético capaz de acabar con la humanidad para siempre.

CRITICA:
Stanley Kubrick posiblemente sea el mayor director de cine de la historia. Hay, ciertamente, otros genios que pueden pelear dicho lugar de privilegio (como Orson Welles, sin ir mas lejos). Pero ninguno tuvo una producción tan pareja de obras monumentales como Kubrick. Echados por el Macartismo, abominados por los estudios, o con problemas para financiar sus proyectos, ninguno pudo hacer lo que hizo Kubrick, de obtener contratos exclusivos y tener manos libres para realizar lo que quisiere. Esto no siempre significó una carta blanca (los retrasos y presiones sobre el rodaje de 2001 fueron memorables). Pero dentro de lo que significa la maquinaria cinematográfica comercial, Kubrick resultó siendo un privilegiado. Al momento de filmar Dr. Strangelove, ya había captado la atención internacional con Espartaco y con Lolita (una turbulenta historia de amores pedofílicos), y seguiría con 2001, Odisea del Espacio y La Naranja Mecánica, que culminarían con la época de apogeo del director. El resto de sus obras, a partir de Barry Lyndon no son tan redondas, amén de que Kubrick desarrollaría una conducta cada vez más reclusiva y obsesiva, y los intervalos en su producción serían cada vez más largos.

Cuando filma Eyes Wide Shut en 1999 - su última película -, hacía más de 12 años que no rodaba.

El tema de la Guerra Fría fue una pesadilla constante en la mente de los norteamericanos hasta la caída del muro de Berlín. Pensemos que a mitad de los sesenta, aún las aguas se encontraban turbias por la crisis de los misiles cubanos de Octubre de 1962; que es el auge de la "familia nuclear" - donde todos los hogares poseían refugios atómicos - y donde los resultados de la refriega de Vietnam (una guerra camuflada entre las dos super potencias) era aún incierto. La ciencia ficción se nutrió con abundancia de estos temores, desde el bizarro Godzilla hasta obras más serias como On The Beach o Fail Safe, film este último que toca el mismo tema de Dr. Strangelove desde una óptica dramática. Comentario aparte, es interesante observar que la dualidad de Fail Safe y Dr. Strangelove es uno de los casos más extraños de la historia del cine, que sólo se ha repetido en los últimos tiempos - sobre otro tema, como una posible invasión alienígena - con Día de la Independencia y Marte Ataca; historias similares desde puntos de vista diferentes y rodados con escasa diferencia de tiempo.

Si bien Alerta Roja es una novela dramática, Kubrick decide transformarla en una comedia negra - caso contrario, hubiera resultado ser otro Fail Safe -. Lo interesante de ambos filmes es que demuestran la fragilidad de la estructura de defensa nuclear de Norteamérica - un error de comunicación, un apresuramiento, ... o un loco, como en este caso, pueden desatar el holocausto -. Pero mientras que Fail Safe se centra en el dramatismo y los cargos de conciencia de los hombres a cargo de la seguridad nacional americana, Dr. Strangelove se regodea con lo absurdo de la guerra nuclear. El caso más típico es el del General Turgidson, que es el paroxismo del militar patriota y descerebrado. No importan las vidas humanas, son solo números con tal de derrotar a los comunistas. No es la primera ni la última vez que se muestran a los militares como idiotas con poder, encerrados en su propio mundillo de estrategias y politiquerías, ajenos al sentido real de lo que estan hablando. Es allí donde Kubrick hunde el escalpelo hasta el fondo : desde Turgidson peleándose con el embajador ruso en el salón de guerra - ajeno a las urgencias por el bombardeo inminente - hasta Bat Guano, que cumple sus órdenes militares como un autista, a pesar de los ruegos de Mandrake para contactar a Washington y detener el ataque.

Dr. Strangelove es una comedia muy inteligente, pero no es un film que haga reír. Lo triste del tema es que muchos personajes que deambulan por el film deben ser ciertos, y eso impide la carcajada. Es una comedia que funciona a nivel cerebral, como los filmes de Wes Anderson. Ciertamente hay momentos que uno disfruta más que otros, como el mítico diálogo de Mirkin Muffley con el premier ruso, o la caída de la bomba con el Mayor Kong cabalgándola como si fuera un rodeo, escenas que ya pertenecen a los anales del cine (curiosamente el personaje de Kong debería haber sido el cuarto papel que debía interpretar Sellers, pero por un capricho del divo, simuló tener una pierna quebrada para escapar del autoritarismo de Kubrick durante el rodaje). Pero en general, el tono es muy oscuro, demasiado para sonreír con los diálogos. Posiblemente sea porque uno ve un desfile de necios con poder, y eso resulta ser un tema atemporal, tal como pasa actualmente con la posguerra en Irak y la política expansionista de Bush. Es un film implosivo, donde todos los personajes se encuentran en estado de histerismo contenido - especialmente las tomas en el salón de guerra -, y que posa una mirada despiadada sobre los personajillos que ilustra. Pero todo resulta ser demasiado cínico como para ser gracioso.

TRAILER:


FECHA: FEBRERO 21
PELICULA: Full Metal Jacket




FICHA TECNICA
AÑO: 1987
DURACIÓN 120 min.
PAÍS: Gran Bretaña
DIRECTOR Stanley Kubrick
GUIÓN Stanley Kubrick, Michael Herr, Gustav Hasford (Novela: Gustav Hasford) REPARTO Matthew Modine, Vincent D'Onofrio, R. Lee Ermey, Adam Baldwin, Dorian Harewood, Arliss Howard, Kevyn Major Howard, Ed O'Ross, Gary Landon Mills, Sal López, John Stafford, Kieron Jecchinis, Ngc Le, Papillon Soo Soo
GÉNERO: Drama

SINOPSIS:
Un grupo de reclutas se prepara en Parish Island, centro de entrenamiento de la marina norteamericana. Allí está el sargento Hartmann, duro e implacable, cuya única misión en la vida es endurecer el cuerpo y el alma de los novatos, para que puedan defenderse del enemigo. Pero no todos los jóvenes están preparados para soportar sus métodos.

CRITICA:
Digerido por bronte
No damos abasto con las efemérides. En esta ocasión acabamos de celebrar los 30 años del final de la guerra de Vietnam, guerra que aún sigue siendo percibida por los americanos como el peor episodio de su historia. Como la experiencia dice que a los españoles este conflicto nos suena a chino, que ni siquiera a vietnamita, para ponernos en situación, un poco de historia. Muy sucinta. A mediados del siglo XX todas las potencias colonizadoras iban abandonando paulatinamente sus colonias, menos los que ya nos podemos imaginar. Francia quería seguir siendo la "potencia colonizadora y protectora" de Indochina, al precio que fuera (el imperio Michelín estaba en juego), y erre que erre, en vez de irse tranquilamente, con las mismas se las arregló para propiciar una terrible guerra de liberación, que acabó con la derrota gala en Dien Bien Fuh en 1954. No sin antes haber provocado que los países comunistas se metieran en todo el petate, apoyando a los movimientos de liberación contra los franceses.

En virtud de la "teoría del dominó" vigente en Estados Unidos en aquel momento, y que rezaba que si un solo estado surasiático caía en la esfera de poder de los soviéticos, caerían todos como las fichas del dominó, a los americanos les pareció que no les quedaba más remedio que meterse en el conflicto de Vietnam del Sur (porque el del Norte ya estaba totalmente "stalinizado"), para evitar que un nuevo país albergara otra dictadura "roja". Pero en Vietnam del Sur ya había nacido el Vietcong, facción marxista-leninista que luchaba contra el ejecutivo gobernante (apoyado por USA) y a partir de este hito, 10 años de una interminable guerra de guerrillas (1965-1975) que todos conocemos bien por ser un tema recurrente del cine norteamericano, y que acabó con un Vietnam más comunista que Stalin. En esa intervención militar es donde se encuadra la película que hoy nos ocupa, "La chaqueta metálica", obra de uno de los pocos genios que en el cine han sido: Stanley Kubrick.

Si la violencia es un tema constante en el cine de Kubrick, "La chaqueta metálica" aborda el tema de la violencia en su forma más acromegálica e institucionalizada: la guerra. Pero no es ésta otra película en la que se retrate el calor pegajoso de la selva vietnamita. Muy al contrario, y muy en la línea de su director, las imágenes son más bien asépticas, se aprecia un orden considerable tanto en la planificación visual, como sonora, como en el montaje, y si uno está atento, puede percibir claramente el sentido coreográfico de su autor (sobre todo en las secuencias de batalla). Nada de batiburrillos reflejando el caos en el que se convirtió la participación americana en Vietnam. Caos no sólo por la incombatible guerra de guerrillas (inventada por cierto por un español: Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán), sino asimismo por la falta de claridad en el objetivo, aspecto presente en la película. Mientras la mitad de América creía que estaban en Vietnam ayudando a mantener las reglas del mundo libre en el Sureste asiático, la otra mitad (en ese rasgo aislacionista tan americano), no entendían que se les había perdido allí, ni mucho menos por qué tantos soldados americanos no voluntarios, estaban muriendo en un país del que casi no se sabía ni en qué parte del mapa estaba (fue esta guerra el punto que marca la profesionalización de los ejércitos del mundo).

La dualidad es por lo tanto un factor muy presente en la película. Dualidad sobre la propia guerra, porque allí donde hay un enfrentamiento, hay seres humanos creyendo que luchan por una causa justa, pero al mismo tiempo hay un absurdo inherente al propio conflicto. Y no son pocas las secuencias dedicadas a reflejar ese absurdo. La última parte del metraje en la que el grupo de soldados protagonistas se enfrenta a un franco-tirador oculto ante el que van cayendo uno a uno, con la mayor impotencia, es un buen ejemplo de ello. Y dualidad al mismo tiempo en el ser humano (visible en el propio cartel de la película), de la cual el recluta Bufón funciona como escaparate. Las personas son capaces de lo mejor y de lo peor, y a veces al mismo tiempo, y a veces sin que se que se pueda distinguir tampoco cuál es cuál.

El filme está dividido en dos partes: la segunda desarrolla la presencia del recluta Bufón en Vietnam, y de cómo llegar a matar se puede llegar a traducir en un ejercicio de humanidad. También se emplea este segmento para reflejar distintas posturas de los soldados americanos allí destacados: el cínico, el psicópata, el que sólo quiere volver a casa, y el que cree en la causa que está defendiendo, todos ellos tratados, sin embargo, con la ternura del que asiste a una función escolar. Kubrick aniña en cierta manera a sus personajes y así los descarga de su responsabilidad moral. Porque el director quiere poner el énfasis en los altos mandos, que aparecen retratados como ignorantes máquinas de fabricar máquinas de matar. Son oficiales deshumanizados, muy del gusto de las modernas teorías que sostienen que los miembros del ejército nacen de coliflores y no de padres y madres como el resto de los miembros de la comunidad. Son personajes diferentes, diferenciados y a ellos se les responsabiliza de lo inhumano de una guerra.

De ahí que la primera parte de la película (la más potente), aquella dedicada al período de instrucción del recluta Bufón en los marines, recuerde tanto a otras obras como "La naranja mecánica", por lo que de distorsión de la persona tienen. Este acto está rodado con una pulcritud absoluta sin renunciar a la estilización propia del autor, también en los diálogos, todos ellos memorables. Es tan incomprensible a ciertas horas del día la preparación de estos marines, que la película goza de un humor subterráneo muy rayano en el absurdo. Sin embargo, más allá del chascarrillo filosófico, al llegar al metraje desarrollado en Vietnam, se llega a entender por qué otro tipo de preparación sería inútil y por lo tanto ridícula. En el recinto de instrucción, podemos contemplar a Vincent D'Onofrio, quien engordó 32 kilos para este trabajo, y en cuya cara podremos ver expresiones que ya vimos en el Malcolm McDowell de "La naranja mecánica" y en el Jack Nicholson de "El resplandor".

Los surasiáticos casi no aparecen reflejados si no es para vender a sus mujeres para la prostitución, afición que parece que mantienen y a la que, según los periódicos, los españoles no le hacen ningún asco y el asunto de despachos, drogas, repercusiones en USA, y vuelta a casa, simplemente no existen en "La Chaqueta metálica". Como todas las películas de Kubrick, no habla de un hecho en concreto, sino que accede a un plano de abstracción apoyándose en un hecho concreto. Todo el filme mantiene una atmósfera espacial y distante, remarcado por la banda sonora original y para que se distinga lo que es un buen director, pese a incluir canciones pop/rock íntegras en el metraje, éstas no sólo no molestan, sino que potencian el sentido de todas y cada una de las escenas, unos años antes de que lo hiciera Tarantino.

Por cierto, el actor que interpreta aquí al instructor, un antiguo marine, fue el instructor de Louis Gosset Jr, para su papel en "Oficial y Caballero"; de ahí que los más avispados encuentren más de una similitud entre estas dos películas. Recomendada para todos aquellos que se sepan el himno del Club Mickey Mouse de memoria.

TRAILER:


FECHA: FEBRERO 28
PELICULA: Barry Lyndon




FICHA TECNICA:
AÑO 1975
DURACIÓN 183 min.
PAÍS: Gran Bretaña
DIRECTOR: Stanley Kubrick
GUIÓN: Stanley Kubrick (Novela: William Thackeray)
REPARTO Ryan O'Neal, Marisa Berenson, Patrick Magee, Hardy Kruger, Steven Berkoff, Gay Hamilton, Mary Kean, Diana Loerner, Murray Melvin, Frank Middlemass, André Morell, Arthur O'Sullivan, Godfrey Quigley, Leonard Rossiter, Philip Stone, Leon Vitali
GÉNERO Drama

SINOPSIS:
Barry Lyndon, es la historia de un ambicioso irlandés sin porvenir ni esperanzas que se propone alcanzar una elevada posición social, convirtiéndose en parte de la nobleza inglesa del siglo XVIII. Para Barry Lyndon la respuesta sobre cómo alcanzar el poder que ambiciona es sencilla: de cualquier forma posible.

CRÍTICA:
Barry Lyndon; El museo de la pintura
1975. La innovación llega al cine. Unos métodos novedosos que pocas veces volverán a ser utilizados. Kubrick contacta con la NASA y ellos le dan la idea de usar en su nueva película. Pero, ¿qué es lo que distingue a estas cámaras de las convencionales? Pues las cámaras Zeiss son unas maravillas técnicas que disponen de unos objetivos tremendamente luminosos y que tratan el negativo de los rollos de una manera muy cuidadosa. Al positivar las imágenes, éstas dan como resultado unas escenas de una luminosidad impresionante que parecer retratar los mejores cuadros que podemos ver en cualquier museo que se precie. Y es que, si por algo es conocida esta película, es precisamente por los paisajes y escenas campestres las cuales parecen sacadas de cuadros de Rembrandt, Van Dyck o Caravaggio. El barroco reflejado en Barry Lyndon resume uno de los más preciosos legados cinematográficos de los que disponemos. Aunque, no obstante, las escenas más conseguidas de la película son aquellas en las que Kubrick utilizó sólo la luz de unas velas para alumbrar una estancia. La luz de estos objetos, combinada con los objetivos Zeiss de sus cámaras, hicieron que fueran las secuencias más bellas de la película. Si Kubrick hubiera utilizado cámaras convencionales, estas escenas habrían salido totalmente oscuras. De ahí el tremendo valor de Barry Lyndon como innovación.

Pero fuera de este aspecto técnico y justificando a todas aquellas personas que, unánimemente, piensan que es una obra menor dentro de la filmografía de Kubrick, hay que darles la razón cuando dicen que es una película con un guión bastante escaso. Se intenta reflejar la evolución que sufre el personaje de Redmond Barry, un muchacho nacido en una familia de clase trabajadora de Irlanda y su progreso hasta convertirse en un machista hombre adinerado que ha dado un braguetazo al casarse con la condesa de Lyndon. A pesar de que el libro en el que se basa la película es bastante largo y Kubrick pudo sacar más partido a sus páginas, el hecho es que se sacrifica a propósito el guión en detrimento de las maravillosas escenas anteriormente descritas.

Es de obligada referencia que la mayor parte del presupuesto se destinó a recrear escenarios de la época, el siglo XVII, especialmente el Castle Howard, impresionante construcción de la época que ha servido de escenario a películas como Retorno a Brideshead. La recreación de edificios, jardines, interiores, vestuario constituye la perfecta excusa que tuvo Kubrick para rodar, según sus intenciones, no una película sino un documental de la época. Y es que es lo que el director neoyorquino tenía en mente. Él no quería hacer una película sobre el siglo XVII al uso ya que sobre ese tema ya había demasiadas películas, algunas incluso mejores que Barry Lyndon. Lo que pretendía era reflejar la vida cotidiana de la gente de la época y construir un personaje con el que sentirnos identificados. En algunos momentos de la película llegamos a vernos envueltos en la intimidad de la familia Lyndon o incluso en las aventuras extramatrimoniales que Barry tiene noche sí, noche también.

Pero sin duda ninguna, por lo que esta película-documental ha pasado a la Historia es por el uso de la música en la película. Piezas clásicas y obras maestras de la música clásica se unen en Barry Lyndon para deleitar al espectador. Sarabande del maestro Friedrich Häendel, El Barbero de Sevilla de Giacomo Rossini, pequeñas piezas de Bach y Schubert amén de piezas de folklore irlandés interpretadas por la banda The Chieftains. Estas piezas musicales, sobre todo Sarabande, llegan al clímax de la cinta en la escena de la muerte del hijo de Lyndon. Es inevitable no soltar alguna lágrima mientras vemos el carro fúnebre y a los destrozados padres cuando suena de fondo esta magistral pieza de Häendel. También es utilizada por Kubrick en todos los momentos en los que aparece Redmond Barry llegando a llamarse en la posterior edición en CD de la banda sonora como "Barry Lyndon´s Theme". También en el final de la película, en los créditos finales, el director vuelve a usar Sarabande para trazar un montaje rítmico con todos los nombres de los participantes en la película.
En el aspecto artístico destaca la interpretación de Ryan O´Neal, un actor no demasiado destacable que solo vivía de su presencia en la pantalla. De hecho, el papel del imbécil Barry Lyndon le viene como anillo al dedo puesto que es un hombre que no posee demasiada capacidad de organización en su vida y que vive de las rentas. Tanto Marisa Berenson como Philip Stone o Leon Vitali tejen personaje absolutamente maravillosos. La amistad de Vitali con Kubrick fue tan intensa que a partir de Barry Lyndon, el director lo contrató de ayudante de dirección.

Nominada a 8 Oscar entre los que destacan Mejor película, director, guión adaptado, fotografía, dirección artística, banda sonora y vestuario, sólo consiguió ganar los cuatro últimos alzandose como una de las películas triunfadoras del año. En los Globos de Oro estuvo nominada a la mejor película y al mejor director. En los BAFTA estuvo nominada a la mejor película, director, dirección artística, fotografía y vestuario ganando solamente el galardón al mejor director para Stanley Kubrick.
Toda una proeza del cine en los años 70 que revolucionó el concepto de luminosidad en el cine. Nunca jamás volveremos a ver esta innovación y sentirla como lo que es: una auténtica obra de arte que incluye alguna de las escenas más espectaculares de la Historia del Cine. Porque no hace falta hacer películas sobre marcianos, naves espaciales, espadas láser y esas cosas para crear maravillas visuales.
Barry Lyndon es el ejemplo perfecto.

TRAILER:

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