HORA: 2:00 PM
LUGAR: Auditorio Bl 19
FECHA: 14 de Abril
PELÍCULA: El nombre de la rosa
FICHA TÉCNICA
AÑO: 1986
DURACIÓN: 131 min.
PAÍS: Alemania
DIRECTOR: Jean-Jacques Annaud
GUIÓN: Andrew Birkin, Gérard Brach, Howard Franklin, Alain Godard (Novela: Umberto Eco)
REPARTO: Sean Connery, Christian Slater, F. Murray Abraham, Michael Lonsdale, Valentina Vargas, Ron Perlman, Helmut Qualtinger, Elya Baskin, Michael Habeck, Urs Althaus, Vernon Dobtcheff
GÉNERO: Drama
SINOPSIS:
Siglo XIV. Fray Guillermo de Baskerville (Sean Connery), monje franciscano y antiguo inquisidor, y su inseparable discípulo, el novicio Adso de Melk (Christian Slater), visitan una abadía benedictina, situada en el norte de Italia, para esclarecer la muerte del joven miniaturista Adelmo de Otranto. Durante su estancia, desaparecen misteriosamente otros monjes que después aparecen muertos. Lentamente, Guillermo va esclareciendo los hechos. Al parecer, los asesinatos están relacionados con un antiguo tratado sobre la licitud de la risa. (FILMAFFINITY)
CRÍTICA
En el año 1327, luego de una misteriosa muerte en la Abadía Benedictina, los monjes están convencidos que el apocalipsis se aproxima. William de Baskerville, un respetado monje franciscano, recibe la tarea de determinar la causa del extraño deceso. Más muertes ocurren mientras la investigación se aproxima a revelar un secreto que la abadía quiere ocultar. Es así que William y su joven discípulo se encontrarán en una carrera contra el tiempo para resolver el enigma.
Estamos en la edad media. Un monje franciscano (Sean Connery) y su joven discípulo (Christian Slater) llegan a una abadía en algún lugar del norte de Italia, con el propósito de asistir a un debate teológico entre representantes de la orden de San Francisco y los emisarios del Papa Juan XXII. Son los primeros en arribar, y la fama de sagaz que antecede al monje, llamado William de Baskerville, no tarda en ratificarse: sin que nadie se lo revele, pronto descubre que uno de los religiosos ha muerto recientemente, de una manera inexplicable para sus compañeros.
El abad le confía la solución del misterio, antes de que los emisarios pontificios lleguen y el asunto pase a la jurisdicción de la Inquisición. A partir de ese momento, William debe desplegar toda su habilidad en una carrera contra el tiempo, tratando de desmadejar un enigma que no hace sino complicarse progresivamente: a la muerte del primer monje pronto se suman varias más, claramente asesinatos. Los rostros lúgubres y macilentos de los religiosos pronto ganan profundidad a medida que el franciscano va descubriendo la historia oculta de varios de ellos. Frente a la simplista explicación de los demás frailes (el demonio está detrás, los decesos son anuncios del Apocalipsis), de Baskerville representa el racionalismo, el orgullo intelectual que trata de oponer explicaciones lógicas a la superstición.
Pero el personaje principal, tal vez, sea la enorme biblioteca que la abadía posee y uno de cuyos libros, según revelan las deducciones de de Baskerville, es la causa última de todos los crímenes. La biblioteca, en realidad, da su principal ocupación a la mayoría de los personajes: traductores, ilustradores, escribas, estudiosos de diversas ramas, se reúnen en ella, y de ella nacen los elementos clave de la trama.
La contraparte del franciscano es Bernardo Gui (F. Murray Abraham), un dominico miembro de la Inquisición, quien llega como parte de la delegación papal a la abadía. Como era de esperarse, Gui atribuye los eventos a la herejía, y entabla un juicio sumario en el curso del cual se revela que de Baskerville había sido también, en otra época, Inquisidor, y que otros dos monjes, largo tiempo ocultos en la abadía, habían sido herejes (motivo por el cual son, claro está, condenados a la hoguera).
De Baskerville, finalmente, logra descifrar todo el misterio, aunque demasiado tarde, y trayendo, como inesperada consecuencia, la destrucción de la biblioteca.
Análisis
Jean Jacques Annaud es un hombre ambicioso. El proyecto de convertir en film un libro tan profundamente impregnado de referencias lingüísticas y literarias, de fuentes filosóficas e históricas, y cuya trama misma gira en torno a una biblioteca enorme y los volúmenes contenidos en ella, un libro tan literario, por decirlo en una sola palabra, debe de haber parecido formidable antes de ejecutarla. Es como querer crear una pintura a partir de una obra maestra de la música, compuesta en honor a la música misma y en base a referencias de otras obras, musicales a su vez.
La novela de Umberto Eco es precisamente eso, una celebración erudita del Libro (con mayúscula), que el talento del autor hace accesible a los lectores comunes de esta época, al darle la estructura de un libro de misterio. Y como el mismo Eco formulara en Obra Abierta, su novela termina siendo un objeto susceptible de múltiples interpretaciones, sin negar ninguna y conteniéndolas a todas: en ella se habla de filosofía y religión, aprendemos de historia, admiramos la habilidad detectivesca del personaje principal, y sopesamos la relatividad de las etiquetas que califican de herejes a unos y ortodoxos a otros.
El film sustituye algunas claves narrativas por otras visuales, prescinde de varios caracteres hasta sólo dejar los esenciales, y omite las sutiles discusiones teológicas de la novela, pero añade en cambio la atmósfera opresiva, monótona, menesterosa y triste de la época, dinamiza el argumento haciendo que la sucesión de eventos sea más dramática y veloz, y nos acerca de modo más visceral, si se quiere, a la realidad que ambas, película y novela, intentan retratar.
Parte de los referentes del film (y de la obra), en una especie de delicioso clin d’œil (“guiño”), son, en primer lugar, el personaje de Jorge de Burgos, anciano ciego y erudito que reina en medio del laberinto de libros, sin duda homenaje oculto a Jorge Luis Borges, y en segundo lugar el personaje de Salvatore, resumen y encarnación de todas las desdichas del lumpen de la época, cuyo lenguaje es una mezcla de los principales idiomas europeos (soberbia actuación de Ron Perlman).
TRAILER:
FECHA: 28 de Abril
PELÍCULA: El club de la pelea
FICHA TÉCNICA
AÑO: 1999
DURACIÓN: 139 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: David Fincher
GUIÓN: Jim Uhls (Novela: Chuck Palahniuk)
REPARTO: Brad Pitt, Edward Norton, Helena Bonham Carter, Meat Loaf, Jared Leto, Van Quattro, Markus Redmond, Michael Girardin, Rachel Singer, Eion Bailey
GÉNERO: Drama, Acción
SINOPSIS:
Jack es un personaje insomne, está desesperado por escapar a su fatal y aburrida vida. En un viaje en avión conoce a Tyler Durden, un carismático vendedor de jabón que sostiene una filosofía muy particular; según Tyler, el perfeccionismo es cosa de gentes débiles; en cambio, la autodestrucción es lo único que hace que realmente la vida merezca la pena. Jack y Tyler deciden formar un club secreto de lucha que tendrá un éxito arrollador.
CRÍTICA
El Club de la Pelea
(Fight Club)
Debo confesar que soy un gran admirador del cine de David Fincher. Sus películas no solo me parecen un gran alarde de manejo de la cámara e ideas visuales, sino que suelen estar respaldadas por ingeniosos y retorcidos guiones, además de por la actuación de reputados profesionales (pocos directores que tengan su producción pueden presumir de haber podido trabajar con Morgan Freeman, Michael Douglas, Brad Pitt o Sigourney Weaver). Su filmografía, aunque corta, se compone de grandes películas como “Se7en” (junto a “El Silencio de los corderos”, el pilar del thriller policiaco de los 90, una película que sentó escuela y generó cantidad de clones), “The Game”, película que exploraba las bases sobre las que se sentaba nuestra acomodada vida burguesa y las quebrantaba totalmente, y, mal que les pese a algunos, “Alien 3” (bueno... no blasfemaré diciendo que es tan buena como las dos anteriores, dos obras maestras de la ciencia ficción, pero sí diré que es la más infravalorada de la saga, mucho peor valorada que el truño que perpetró Jean Pierre Jeunet con “Alien: Resurrección”). Muchos tildan al cine de Fincher de truquista (por sus finales sorprendentes), y de excesivamente videoclipero. Pero, personalmente, nunca me ha molestado encontrarme con sorpresas y giros en la trama (he debido de ser uno de los pocos cinéfilos que realmente disfrutó con “Basic”, de John McTiernan), y en cuanto a la acusación de “excesivamente videoclipero”, simplemente recordar a los que le acusan de ello, que el cine es el arte de las IMÁGENES, por lo que un movimiento que traiga una nueva base visual al cine no puede ser tan malo como lo pintan.
Dicho todo esto, puedo decir, personalmente, que “El club de la Lucha” me parece, por ahora, la mejor película de Fincher.
La película nos presenta a Jack (al menos, en la carátula del DVD, ponía que ese es su nombre; en la película no lo mencionan ni una sola vez), un insomne y hastiado de la vida oficinista, que se ve, como todo el mundo dentro de su generación, atrapado por el impulso de consumir y comprar promulgado por las grandes multinacionales. En un momento de su vida, conoce a dos personas que cambiarán su vida: Marla Singer (Helena Bonham Carter), una cínica y depresiva cuasi- indigente, y Tyler Durden (Brad Pitt), un fabricante y vendedor de jabón, que le enseñará a ver la vida desde un punto de vista totalmente diferente, basado en la auto destrucción, y no en la auto perfección impulsada por la sociedad. Tyler y Jack crearán el Club de la Lucha que da nombre a la película. En ese club, no se gana ni se pierde... simplemente consiste en utilizar las peleas como válvula de escape ante el stress diario. Sin embargo, los acontecimientos pronto se acelerarán, y Jack pronto se verá rodeado por situaciones que le superarán, y que podrían acabar con el mundo que conoce...
Me gustaría recalcar una cosa: el ambiente general de anarquismo y subversión que destila la película. Desde el uso de la coloración de la pantalla, pensado para dar un aspecto general de corrupción y suciedad, hasta la caracterización de los personajes. La película está repleta de personajes en situaciones límite, totalmente situados en el fila de la navaja que separa la preservación y la destrucción, e incluso la que separa la cordura de la locura. El guión está repleto de ideas de este estilo, y la violencia que muestra, cruda y descarnada- ya era hora que lo puñetazos causaran un efecto real en la cara de los contendientes- (cortesía de un espléndido Rob Bottin), no hace sino reforzar la idea de levantamiento armado y revolución. Como bien se ha ocupado de remarcar el señor Pablo del Moral, las ideas de esa película no son novedosas dentro de los círculos underground e independiente. Sin embargo, que una gran productora hollywoodiense como es la 20th Century Fox se haya arriesgado con una película que destile ese mensaje, si es novedoso- y si no lo es, por favor, háganme recalcar cuales películas son así de radicales. Ni John Carpenter en su mejor momento lo había expresado de forma tan radical (y creo que la mayoría sabemos lo poco sutil que es ese genio llamado John Carpenter). No es de extrañar que, al igual que la obra más reivindicativa de Carpenter, “Están Vivos”, esta película haya sido condenada al ostracismo tanto por crítica como por público.
Técnicamente, como ya he dicho, se trata de una cinta de gran calidad. Sus efectos especiales son espectaculares, sin necesidad de ser un gran alarde de complicación (travellings ultrarrápidos realizados por ordenador, grandes explosiones, zooms y contrazooms- algunos tan radicales como la secuencia de los créditos, en la cual la cámara realiza un contrazoom ¡originado dentro de la cabeza del protagonista!), resaltan, y resultan agradables de ver (además de que en ningún momento se usan para otra cosa que no sea avanzar la historia). Pero lo más impactante son los efectos visuales usados como pistas o como efecto de ambientación, aquellos que no se notan demasiado (la coloración del entorno, el uso de mensajes subliminales...), que, vistas desde un todo, redondean la película. El trabajo de los actores es impresionante, con un Edward Norton capaz de transmitir el hastío y la indiferencia que requiere su personaje, y con un Brad Pitt... bueno, ¿qué se puede decir de Brad Pitt que no se haya dicho ya?
Sin embargo, también debo advertir que no es una película adecuada para todos los estómagos. Es un tanto abstrusa, y lenta en determinados momentos, aparte de extraña y con unos personajes con los que el espectador raramente se sentiría identificado. Sin embargo, todos aquellos que estén dispuestos a soportar tales condiciones, serán recompensados con una película totalmente soberbia, y que nos deja con un extraño sabor en la boca, un sabor totalmente inidentificable, pero muy agradable.
Trailer
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